Este es un mito que todavía circula mucho entre quienes empiezan a hacer conservas: la idea de que siempre hay que poner los frascos en agua fría antes de pasteurizar.
La realidad: siempre partimos de agua caliente.
¿Por qué? Porque al envasar, el producto ya está muy caliente, y si el frasco entra en contacto con agua fría se produce un choque térmico que puede romperlo. Además, la olla tarda mucho más tiempo en recuperar la temperatura necesaria para pasteurizar correctamente los frascos.
Usando agua caliente desde el inicio, no solo evitás accidentes, sino que también el proceso es más rápido y eficiente, asegurando que tus conservas queden perfectamente seguras sin complicaciones.
Moraleja: frascos calientes, agua caliente, proceso seguro.